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Estrategia a tomar en cuenta para provocar una mayor Hipotensión Post ejercicio

Publicado el miércoles, 29 de abril de 2020

La enfermedad cardiovascular (ECV) es la primera causa de muerte en el mundo. En las últimas décadas, si bien el tratamiento y control de algunos factores de riesgo (FR) como la hipertensión y la dislipidemia han mejorado el manejo de otros FR, como el sobrepeso, obesidad y sedentarismo, siendo menos exitoso.

Estudios epidemiológicos han demostrado que la capacidad aeróbica se asocia en forma inversa y significativa a mortalidad cardiovascular y general, tanto en sujetos sanos, como en prevención secundaria. Esta relación es consistente y graduada e independiente de confusión. Basándose en la evidencia disponible, acerca de los beneficios del ejercicio en la reducción del riesgo de desarrollo y progresión de ECV, se ha recomendado la práctica de actividad física regular como una estrategia para reducir su incidencia.

Entre los principales problemas de salud en la vejez, la hipertensión merece destacarse por su alta prevalencia global (Tabla 1) y puede ser superior al 60% en la población de adultos mayores de América Latina [1, 2], dejando como la inactividad física un importante factor de riesgo para la hipertensión, por lo que la OMS recomienda, en particular a los adultos mayores, la práctica regular de actividad física con la orientación profesional [1, 3].

Así mismo El American College of Sport Medicine (ACSM) recomienda la actividad física como una ayuda no farmacológica para el tratamiento y / o control de la hipertensión en la atención primaria de salud, con un mínimo de tres veces a la semana con un tiempo de 30 minutos [4]. Todo ello basándose en que el ejercicio físico es una herramienta importante para reducir la presión sanguínea (BP) en individuos hipertensivos, pues con tan solo una única sesión de ejercicio agudo puede causar en una reducción sostenida de la BP comparado a los valores de pre-ejercicio y una disminución de las catecolaminas circulantes [5]. Esta disminución en las catecolaminas circulantes está directamente relacionada con una disminución en la actividad del nervio simpático.

Dicha disminución de la BP se ha llamado hipotensión post-ejercicio (PEH) y es observado en normotensos y más ampliamente en los sujetos hipertensivos. Pescatello y colab. (2015) definiendo el PEH aeróbico como la reducción en BP de 5–7 mmHg en individuos hipertensivos. De hecho, algunos estudios han demostrado la reducción de la BP después del ejercicio continuo de moderada intensidad (MCE) y que tal reducción tiene un efecto prolongado, presentando reducciones de hasta 24 horas después del ejercicio.

Así, cuanto mayor sea la magnitud y duración de la HPE, el efecto será más eficaz como una ayuda no farmacológica para reducción de la PA en reposo [7]. Por lo tanto, el ejercicio de resistencia (ER) como método auxiliar de la prevención y control de la hipertensión puede reducir al mínimo el riesgo de accidente cerebro vascular (ACV), debido a la reducción de 3 mm Hg en la PA  disminuyéndola del 5 – 9% la morbilidad cardiovascular y entre los 8 – 14% de riesgo de ACV [8].

Así mismo, según De Oliveira M.A.G y colab. (2012) comenta que se han encontrado en otros estudios que comparan directamente las respuestas hemodinámicas al ejercicio aeróbico y de pesas que no hay diferencia en la magnitud o duración de la hipotensión observada entre las modalidades de ejercicio [9, 10]. Por tanto, independientemente del tipo de ejercicio a prescribir, obtendremos ese beneficio tanto en población normotensa como hipertensa.

Ahora bien, como ya determinamos anteriormente nos deberíamos plantear cual sería la manera más incisiva de poder obtener la mayor magnitud de HPE para si obtener su máximo beneficio en la reducción de la PA, de modo que sugerimos dos estrategias muy interesantes. La primera tratar de realizar el máximo volumen de sesión de fuerza soportable para el cliente, y la segunda, realizar unos estiramientos asistidos post-ejercicio.

Según Figuereido y colab. (2015) demostraron la influencia del número de series y volumen de entrenamiento total sobre la PEH después de una sesión de fuerza (EF). Para esto, 11 hombres pre-hipertensos con un mínimo de 6 meses de experiencia en entrenamiento de la fuerza, participaron en ese estudio. Ellos realizaron una secuencia de 8 ejercicios de fuerza con 1, 3, o 5 series por ejercicio, cargas con el 70% de 1 máxima repetición (1MR) e intervalo de pausa de 2 minutos entre las series y ejercicios con 72 horas de separación entre las sesiones. La presión sanguínea fue medida antes y durante 60 minutos después de la sesión del EF. Los resultados demostraron que el EF reduce agudamente la presión sanguínea sistólica (SBP), la presión sanguínea diastólica (DBP), y la presión arterial media (MAP), y la magnitud y duración de la PEH son dependientes del volumen de entrenamiento de la fuerza. La magnitud y la duración de la PEH fueron encontradas de ser dependientes del volumen, de tal forma que el programa de 5 series indujo el efecto máximo comparado con los programas de 1 y 3 series. Los resultados de este estudio demuestran que un mayor volumen de entrenamiento puede provocar una PEH significativa durante 60 minutos, incluso en hombres recreativamente entrenados, y puede revelar una influencia superior del volumen del EF sobre la variabilidad de la frecuencia cardíaca (HRV), y así el control autónomo cardíaco, después de sólo una única sesión de EF. Por lo tanto, un mayor volumen de entrenamiento de la fuerza puede producir una PEH más larga y puede ejercer más influencia en la HRV (Figueiredo 2015).

Respecto a la segunda estrategia a tomar en cuenta, tenemos que los ejercicios de estiramiento (SE) promueven una reducción mecánica, con obstrucción mecánica consecuente de los vasos sanguíneos, lo que puede causar cambios en los valores de la PS (Farinatti 2006). Recientemente, Inami y cols. (2015) investigaron los efectos del estiramiento estático sobre el tono vascular periférico y la circulación sistémica. Para esto, 20 voluntarios varones jóvenes participaron en ese estudio. Los sujetos realizaron 1 minuto de SE para el músculo tríceps sural 5 veces. Los resultados de este estudio demostraron aumentos significativos en la SBP y la DBP durante la ejecución del SE, pero los valores de la PS volvieron a la línea de base inmediatamente después del SE. Los autores afirman que los cambios en la PS ocurren debido a restricción mecánica promovida por el SE. Sin embargo, Costa e Silva y cols. (2013) encontraron cambios significativos (p >0.05) en la SBP y la DBP después de realizar un SE con métodos de facilitación neuromuscular propiocetiva (PNF) y estáticos para los músculos del miembro superior.  Thiago M. Gomes y Col. (2019), llevó a cabo un estudio cuyo propósito fue comparar el efecto agudo de 3 combinaciones diferentes entre un SE estático con un EF (es decir, EF precedido por un SE vs un SE precedido por un EF vs un SE entre series de EF) sobre la respuesta de la PS en hombres entrenados normotensos. Se formuló la hipótesis de que cuando el estiramiento estático es realizado después de la sesión de EF, produciría una mayor respuesta y más larga de la PEH cuando es comparado con los otros protocolos.

Los resultados de este estudio demostraron una PEH significativa y a largo plazo después de un EF combinado con un SE en la misma sesión de ejercicio en hombres entrenados normotensos. Esta combinación parece promover un efecto hipotensivo de la SBP de 30 a 60 minutos. Por otro lado, otras combinaciones no promovieron una PEH durante 60 minutos cuando fue comparado con la línea de base. Para los propósitos de seguridad cardiovascular, el EF+SE debe aplicarse, principalmente debido para bajar la sobrecarga cardiovascular. Estos resultados indican que el SE cuando es realizado después de un EF, ofrece un estímulo eficaz para una PEH más larga.

Por: Lic. Jesús de Jorge

Profesor en IPT Costa Rica y Panamá

Bibliografía

1.       Organización Panamericana de Salud (OPS). 126 ª reunión del Comité ejecutivo: relatoría final. Washington, D.C., junio, 2000

2.       Kearney PM; Whelton M; Reynolds K; Muntner P; Whelton PK; He J. Global burden of hypertension: analysis of worldwide data. Lancet. 2005;365(9455):217-223.

3.       WHO – World Health Organization. Global recommendations on physical activity for health. WHO Library Cataloguing-in-Publication Data, 2010.

4.       ACMS – American College of Sports Medicine. Exercise and Hypertension. Medicine & Science in Sports & Exercise. 2004;36(3):533-553.

5.       Tipton CM. Ejercicio, entrenamiento e hipertensión. Exercise Sport Sci Rev. 1984; 12: 245–306

6.       Pescatello y colab. Post-exercise hypotension of normotensive young men through track running sessions. Rev Bras Med Esporte. 2015; vol 21 nº3 May/Jun

7.       MacDonald JR. Potential causes, mechanisms, and implications of post exercise hypotension. J Hum Hypertens. 2002; 16:225-236.

8.       Meka N; Katragadda S; Cherian B; Arora RR. Review. Endurance exercise and resistance training in cardiovascular disease. Ther Adv Cardiovasc Dis. 2008;2(2):115-121.

9.       Mediano MFF; Paravidino V; Simão R; Pontes FL; Polito MD. Comportamiento de la presión arterial subaguda después de un entrenamiento de fuerza en hipertensos controlados. Rev Bras Med Esporte. 2005;11(6):337-340.

10.   Floras JS; Sinkey CA; Aylward PE; Seals DR; Thoren PN; Mark AL. Post-exercise hypotension and sympathoinhibition in borderline hypertensive men. Hypertension. 1989; 14:28-35

11.   DE OLIVEIRA M.A.G.; BORBA-PINHEIRO C.J.; DA ROCHA-JUNIOR O.R.M.; REIS THAÍSA É.T.; MONTEIRO-SANTOS R.; SOUZA A.C. & WALSH-MONTEIRO A. Efecto hipotensor después de ejercicio de resistencia en mujeres mayores con hipertensión. Mot. Hum. 2012; 13(1):36-44.

12.   Sousa, AC, Gomes, TM, Sousa, MS, Saraiva, AR, Araujo, GS, Figueiredo, T. y Novaes, JS. STATIC STRETCH PERFORMED AFTER STRENGTH TRAINING SESSION INDUCES HYPOTENSIVE RESPONSE IN TRAINED MEN. Revista de investigación de fuerza y ​​acondicionamiento. 2019; 33 (11), 2981–2990.

13.   Neto, VGC, Figueiredo, T., Simões, AD, Bezerra, MG, Barguti, STP, Bentes, CM, ... Miranda, H.  Influencia de la intensidad de la carga en la presión arterial después de una sesión de entrenamiento de resistencia. Apunts Medicina de l'Esport. 2017; 52 (193), 23–28.

14.   Costa e Silva G y cols. Effects of Proprioceptive Neuromuscular Facilitation Stretching and Static Stretching on Cardiovascular Responses. J.Exerc.Phys. 2013, 16(1):117-125.

15.    Farinatti, P. y Cols. Blood pressure behavior after counter-resistance exercises: a systematic review on determining variables and possible mechanisms. Rev Bras Med Esporte [online]. 2006, vol.12, n.6

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