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Powerlifting ¿Es causa de Hernia de Disco o Lumbalgia?

Publicado el miércoles, 18 de diciembre de 2019

Mucho se ha hablado del entrenamiento del CORE en el marco de la lumbalgia del atleta powerlifter, sin embargo, no se trata solo de prescribir 2 ejercicios y listo, el concepto va más allá.

Primero, debemos conceptualizar varios aspectos. El dolor por concepto es la experiencia sensorial y emocional desagradable (IASP), donde, la experiencia sensorial física puede llevar a la emocional, al igual que la experiencia emocional puede llevar a la física.

¿Qué les quiero decir con lo anterior? Que muchas veces la experiencia dolorosa responde a situaciones estresantes, las cuales, no precisan de una afección a nivel lumbar, sin embargo, cuando ya el dolor lumbar está causado por un aspecto biomecánico, es ahí donde debemos actuar para corregir.

Según estadísticas, el 80% de la población mundial ha padecido o padecerá un dolor lumbar repentino, sea de origen físico o emocional, lo cual es un indicador alto que nos debe poner a pensar para el desarrollo de estrategias preventivas y soluciones al respecto. Teniendo en cuenta la alta relevancia del dolor con los temas de sobrecarga emocional, dada también por el sobre-entrenamiento.

La mayor parte de lesiones lumbares no se dan en un evento aislado, como lo sería el powerlifting, sino más bien se consideran traumatismos repetitivos de esfuerzos. En muchos de los casos, las personas atendidas van a indicar dolor lumbar sin la realización de ningún esfuerzo.

¿Qué es el CORE?

Bueno, son todas las estructuras que componen la región anatómica lumbar, tanto estructuras musculares (componentes del subsistema de estabilización activo) como el restante de componentes (componentes de subsistema de estabilización pasivo).

El orden para seguir en base a mis recomendaciones sería el siguiente:

  • Aprendizaje neuromotor (aislamiento)
  • Aprendizaje de patrones respiratorios
  • Control postural básico
  • Mejora de movilidad de cadera y de tórax
  • Fortalecimiento de la musculatura proximal

Su evaluación mide la exactitud, eficacia y eficiencia del movimiento para determinar de forma objetiva la panificación y la programación en torno a su deficiencia.

Es importante la escogencia de las pruebas de acuerdo con la situación y momento del atleta. Lo mejor, es tener una batería de pruebas que cumplan con las siguientes características:

  • Validez: Que se mida lo que la prueba dice medir.
  • Fiabilidad: Grado de consistencia de una evaluación a otra. Necesitamos fiabilidad para otorgar validez (NSCA, 2007).
  • Reproductibilidad: La misma prueba aplicado por diferentes personas debería arrojar resultados muy aproximados.

Llevándonos a la evaluación de la estabilidad de la columna vertebral lumbar, lo que significa evaluar más allá de la rigidez, el movimiento seguro con un buen patrón de estabilización del sistema de estabilización activo del CORE y su integración con los sistemas pasivos y componentes neurales para la consecución del objetivo (Panjabi, 2003).

¿Qué relación tiene la lumbalgia con la alteración de estructuras del CORE?

Empezamos porque existe una relación entre la alteración del sistema neural del CORE, llevando al fallo en la activación de la musculatura profunda del CORE con la lumbalgia mecánica (Vera-García et al. 2015) considerándose inicialmente un alto factor de riesgo para la lumbalgia mecánica.

En un metaanálisis donde se analizan 414 participantes de 28 ensayos, nos determina que los ejercicios de CORE específicos son mejores que los ejercicios de fuerza general para el alivio rápido del dolor, sin embargo, no muestran diferencia en lumbalgias a largo plazo. Dicho textualmente en el artículo de la siguiente manera: “A corto plazo y en comparación con el ejercicio general, el ejercicio para la estabilidad del CORE puede ser más eficaz para aliviar el dolor y mejorar la función específica de la espalda en los pacientes con dolor lumbar crónico. Sin embargo, no se observaron diferencias significativas entre el ejercicio para la estabilidad del CORE y el ejercicio general en el dolor y el estado funcional a largo plazo”, lo que nos hace destacar que debemos realizar progresiones de los ejercicios específicos del CORE hacia los ejercicios globales y de fuerza general, en función de la progresión del atleta.

También, la evidencia es contundente al señalar lo siguiente: “Cuando la activación refleja de los músculos estabilizadores primarios o locales no se produce de manera automática, los intentos de aislar la activación del suelo pélvico, el transverso abdominal o los multífidos lumbares se asocian a menudo con la contracción de la pared abdominal, la contención de la respiración y el descenso del suelo pélvico. Parece que existe también pudiera ser interesante el entrenamiento de la respiración diafragmática independientemente a la activación de los músculos transversos de la pared abdominal y del suelo pélvico” (O´Sullivan, 2006) Lo que nos indica la importancia de la integración de los ejercicios respiratorios en el programa de entrenamiento.

Si nos vamos más allá, durante la etapa de preparación aislada de la musculatura, podemos decir que el músculo transverso abdominal y musculatura oblicua tienen importancia en la reducción del dolor lumbar, hablando de personas con lumbalgia de más de 1 año, por lo que son excelentes opciones complementarias al tratamiento a largo plazo en conjunto con ejercicios globales y de fuerza general.

Leyendo lo anterior, creeríamos que la activación aislada de cualquier musculatura nos llevaría a la disminución del dolor lumbar crónico, sin embargo, cuando se compara el entrenamiento de CORE con el aislamiento del recto abdominal realizando ejercicios tradicionales, tuvieron menor activación muscular, e inclusive, degeneración de esta, llevando a una situación de pérdida de control neuromotor del CORE, suponiendo un aumento del dolor lumbar.

Contreras y Shoenfeld, en una revisión bibliográfica sobre el Crunch (ejercicio de aislamiento abdominal) nos indican que: “Los ejercicios de flexión dinámica, de hecho, no representan un riesgo significativo de lesión en ausencia de patología espinal”, lo que nos lleva a concluir que no son la mejor recomendación durante el dolor lumbar, sin embargo, como también nos indican “pareciera que los ejercicios dinámicos de flexión de la columna vertebral ofrecen una relación favorable entre riesgo y recompensa, siempre que los participantes no tengan lesiones de la columna vertebral o contraindicaciones asociadas…” no serían opciones desfavorables del todo.

La investigación científica valida que, el dividir el entrenamiento del CORE, en atletas con lumbalgia mecánica, puede ser efectivo, dicho textualmente de la siguiente manera: “El programa de estabilización propuesto aquí incluye tres etapas progresivas. El programa se enfoca en la musculatura de estabilización local (en la fase uno), progresando hasta incluir los estabilizadores generales en la etapa final. La progresión a través de las tres etapas depende de la capacidad del atleta, del nivel de dolor y de la fase de la lesión. En los casos en que el programa de estabilización se utilice en forma preventiva, el atleta puede progresar acorde a su capacidad para dominar los ejercicios. Sin embargo, la progresión de cada individuo será diferente ya que las tareas iniciales pueden requerir más sesiones en algunos individuos debido a la supresión de la actividad muscular asociada con el dolor lumbar. Se recomienda que este programa forme parte de un programa de acondicionamiento comprehensivo e individualizado” (M. J. Kolber, K. Beekhuizen; 2007), dicho esto, explicamos que en diferentes personas incluimos etapas de entrenamiento de la zona del CORE desde lo básico hasta lo global, o desde el aislamiento muscular hasta la integración del “Performace”. Sin embargo, en el caso del powerlifting, es importante desarrollar las fases en una única que nos integre los ejercicios de levantamiento básicos con el menor dolor posible, para así, pasar a ejercicios accesorios y por último, al trabajo aislado del CORE.

Con respecto a la frecuencia del entrenamiento, los mismos autores nos dicen lo siguiente: “Se debería realizar diariamente durante la etapa uno debido a que la activación neural es esencial para dominar las tareas requeridas. Posteriormente se puede reducir la frecuencia a tres sesiones semanales…”, donde en etapas iniciales el entrenamiento del CORE debería ser frecuente, reduciendo la frecuencia conforme se avance en el tratamiento, así mismo, se recomienda integrar dicho plan dentro del programa de entrenamiento y no como complemento independiente. Como recomendación personal, se debería integrar como activación en la parte inicial, para no inducir a la fatiga de estabilizadores y entorpecer su función durante la fase central del programa. Al final del plan se entrenaría de forma aislada.

¿Qué pasa con la hernia de disco?

Se ha establecido un mito enorme que vincula al levantamiento de objetos pesados con el aumento de la incidencia de la hernia de disco, pero, como vimos anteriormente, esto está descartado.

A quién no le ha pasado que se encuentra con alguien que te dice “Es que yo no puedo hacer eso porque tengo Hernia de Disco”, bueno, este texto trata exclusivamente de como gira el ejercicio en torno a la hernia de disco y nos gustaría abarcarlo desde la prevención hasta el entrenamiento ya una vez con la lesión.

¿Se pueden desplazar los discos vertebrales?

Es popular en el medio atlético, la recurrencia a los llamados “ajustes vertebrales” basados en la creencia de los desplazamientos de las estructuras vertebrales causantes de las hernias de disco, sin embargo, se necesitan aproximadamente 740 libras de fuerza para comprimir la altura del disco 1 mm en sujetos jóvenes y 460 libras de fuerza para comprimir la altura del disco 1 mm en sujetos mayores (Stemper, 2010).

Esto es en discos cadavéricos con soporte óseo cortado y sin co-contracción activa en ningún tejido muscular circundante, en un humano las estructuras contráctiles activas agregan bastante fuerza y ​​estabilidad adicionales. 

Prevención

Aquí buscamos la estabilidad adecuada de los segmentos, sin embargo, la indicación de muchos de los entrenadores durante los ejercicios es “meter” el abdomen, lo que conocemos como Draw-In, lo cual activa al músculo transverso abdominal, a lo que Potvin y Brown nos indican que la musculatura mencionada, por el contrario, reduce la estabilidad espinal, por lo que los ejercicios de Draw-In como por ejemplo los hipopresivos, si bien son una gran opción para activar dicha musculatura, no serían la mejor opción para estabilizar la columna lumbar.

Curiosamente, el dolor lumbar inicial está dado en su mayoría por ejercicios desarrollados con una mala técnica (McGill, 2010), y es solucionado por medio también del ejercicio, el detalle está en la técnica, en un mismo movimiento podemos aumentar o disminuir el riesgo de lesión por hernia de disco. Aunque esto nos lleva a una paradoja, no toda posición estable asegura estabilidad y no toda posición inestable asegura inestabilidad, eso nos lleva al ejemplo de la carga del Atlas (Piedra esférica utilizada en el Strongman) en posiciones inestables, pero con una adecuada activación de la musculatura estabilizadora, lo mismo en aquellas personas que tienen su columna vertebral en posición neutral, sin la activación adecuada de los segmentos.

El descubrir una columna inestable es el principal paso para determinar el riesgo de lesión en nuestros clientes, lo que nos lleva a la indicación de 3 ejercicios básicos para trabajar la estabilidad espinal propuestos por el mismo McGill, sin llevar a la columna a posiciones intolerables para ese paciente:

  • Bird Dog
  • Side Plank
  • Curl Up

Dicho sea de paso, según Erkstrom, Donatelli y Carp, son los ejercicios propuestos por McGill los que mayor activación electromiográfica presentan en musculatura de CORE y cadera. Así que son ejercicios que se consideran parte fundamental de cualquier programa de pacientes con dolor lumbar, indiferente de presentar hernia de disco o no.

Factores de Riesgo de una hernia de disco.

Dichos factores de riesgo los basamos en un metaanálisis elaborado por Hang y cols., que compara los resultados de 17 diferentes estudios epidemiológicos. Dentro de los factores de riesgo podemos encontrar los siguientes:

  • Edad: Existe un mayor riesgo entre los 40 y 59 años, tomando en cuenta el “desgaste” natural de los tejidos.
  • Género: Sin diferencias significativas, afecta por igual a hombres y mujeres.
  • IMC: Existe un riesgo mayor en personas con un IMC mayor a 25. Aunque el IMC no es un valor útil para la estética corporal, es un buen indicador en casos de riesgo de hernias de disco, ya que no se debe diferenciar el peso graso del muscular, tomándose en cuenta el peso total.
  • Fumado: El fumado no conduce a un riesgo a incidencia, sin embargo, si existen diferencias de riesgo a reincidencia de hernia en pacientes postquirúrgicos en pacientes fumadores.
  • Diabetes: Parece ser que el paciente diabético puede presentar un riesgo ligeramente elevado de hernia de disco.
  • Actividades laborales: Paradójicamente, las actividades laborales más sedentarias presentan un mayor riesgo de hernia de disco comparándose con labores más activas.

Si piensa que el ejercicio físico es una actividad de alto riesgo para una hernia de disco, está muy lejos de serlo. De hecho, un estudio realizado por Belabý y cols., nos indica una carga anabólica probable para el disco intervertebral, carga dinámica que genera presiones intra-discales de aproximadamente 0.3–1.2 MPa, de 0.1 a 1 Hz durante aproximadamente 8 horas al día, esto podría extrapolarse a sugerir que caminar o correr es probable anabólico para el disco intervertebral, otras actividades con una correcta estabilización por parte de la musculatura del CORE también pueden ser anabólicas para el disco intervertebral, como lo serían los ejercicios de levantamiento de peso.

Criterio diagnóstico.

Basándonos en lo expuesto por Petersen, los siguientes serían algunos criterios diagnósticos para la hernia de disco, expuestos textualmente: “Recomendamos la detección inicial mediante el uso de la prueba de elevación de la pierna recta en combinación con la regla de Hancock que comprende al menos 3 positivos de 4 de los siguientes hallazgos: ubicación del dolor del dermatoma en concordancia con una raíz nerviosa y sensorial correspondiente Déficit, reflejo y debilidad motora”, sin embargo, estos hallazgos encontrados son en sujetos que presentan hernia de disco con compresión vertebral.

En los sujetos sin ningún tipo de sintomatología neurológica, es difícil establecer un criterio diagnóstico de hernia de disco si no es por imagen médica, sin embargo, en una revisión elaborada por Brinjikji y cols., nos damos cuenta de que los hallazgos en la imagen de la degeneración de la columna vertebral están presentes en individuos asintomáticos y aumentan con la edad. Muchas características degenerativas basadas en imágenes son probablemente parte del envejecimiento normal y no están asociadas con el dolor. Esto nos lleva a deducir que es necesaria la prueba física de inestabilidad espinal en conjunto con la imagen radiológica.

¿Qué lleva a la hernia de disco?

Si eres de los que piensa que el Powerlifter puede dañarse la columna vertebral y, en específico, el disco vertebral, a la hora de la ejecución de uno de sus ejercicios bases, debemos referirnos a la ciencia.

Wade et al (2015) observaron la influencia de la tasa de carga compresiva y la flexión espinal en la fuerza de los segmentos de movimiento ovino en un modelo in vitro, curiosamente, no hubo diferencia en la cantidad total de compresión requerida para causar lesión (10900 Newtons) o en neutral (11500 Newtons). Sin embargo, la carga promedio para inducir la hernia de disco (8900 Newtons) fue menor que la carga promedio para inducir la fractura de la placa terminal (10900 Newtons) independiente de la postura.

Las fuerzas para inducir a hernia equivalen a 907.23 kg, pero, esto evaluado en Powerlifters cambia, Las cargas en L3 en los levantadores oscilaron entre 18800 Newtons y 36400 Newtons, equivalente a un rango que oscila los 1916.41 kg y los 3710.49 kg, todo esto, por las adaptaciones al entrenamiento.

Para que un Powerlifter sufra una hernia de disco de forma aguda, necesitará cargar este peso.

¿Es la cirugía una solución definitiva?

La gente con hernia de disco que quiere incluirse en el mundo del Powerlifting o del entrenamiento de fuerza con fines estéticos, usualmente, muestra un alto grado de temor a padecer dolor, por lo que muchos llegan a consultar por las cirugías como la mejor opción, sin embargo, en un meta-análisis elaborado por Zhong y cols., se dice que hay una probabilidad alta de reabsorción de la hernia de disco del 66,6% en promedio, siendo en el Reino Unido la incidencia más alta de reabsorción (82,9%) y Japón la más baja (62,5%), llevándonos a concluir que el tratamiento conservador con fisioterapia y ejercicios que busquen mejorar la estabilización central con posterior transferencia a los levantamientos básicos, son una solución viable, económica y poco traumatizante para el paciente y debería considerarse como la primera opción de tratamiento siempre, evitando así el costoso tratamiento y la larga rehabilitación posterior para tan solo poder levantarse de la silla. La cirugía se daría en un porcentaje muy bajo de pacientes.

Los cirujanos creen que la cirugía es efectiva para el dolor de espalda, basan esta creencia en su propia experiencia o en estudios observacionales. Esta creencia es, en general, no reivindicada por los resultados en ensayos clínicos bien informados. Esos ensayos indican que solo a una pequeña proporción de pacientes les va bien con la cirugía. Un estudio publicado en 2003 mostró que la cirugía funciona tan bien como la ausencia de tratamiento después de seis semanas.Los pacientes con reabsorción espontánea superan en 50% de la totalidad de pacientes evaluados, con un rango muy amplio de edad. 

El fisioterapeuta, especialista del movimiento o entrenador personal deben ser detectives, entre más pistas obtengamos, más trabajo correctivo tendremos, por ende, aplicaremos herramientas más precisas. Evaluar, evaluar, evaluar…. A cada momento.

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Elaborado por: Edgar Alonso Gómez Solano

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